Tengo la sensación de vivir en un país de ficción, en el que hay bastantes sectores, personas y grupos, que se creen los "cuentos de hadas" inventados sobre nuestra realidad. Esta texto pretende explicar algunas razones de tal impresión.
- La primera razón que provoca mi desconcierto resulta de considerar que un sector muy importante y combativo de la sociedad vasca, sobre todo en el terreno de la reivindicación de nuestra lengua primitiva, el euskera, se despreocupa, con alarde, de cualquier consideración política que pretenda reflexinar sobre la normalización lingüística y la consiguiente necesidad de estructuras políticas que la garanticen. Parece que, desde su punto de vista, la normalización es un proceso que depende fundamentalmente de la voluntad de sus hablantes y no de una organización política, obviamente un Estado propio, que exija su uso. Las lenguas normalizadas y dominantes alcanzaron su estatus actual mediante la coerción ejercida por su propio Estado en etapas anteriores y que, hoy todavía, prosiguen. La voluntad social es condición necesaria para la normalización lingüística, pero no suficiente; la exigencia de su uso, provocada desde el poder político, es imprescindible para que llegue a buen puerto.
Bi parteak, dimensione internoa -corpusa- eta externoa -statusa-, dira elkarren osagarri, ez dazagula ahaztu hori mesedez.